sábado, 24 de noviembre de 2007

Cuentos de Lourdes





``Que importa tener o no tener cosas superfluas``



SIMON BOLIVAR















CUANDO LAS HOJAS CAEN....


Eran las dos de la madrugada y no dejaba de llorar....llevaba casi cuatro años allí y nunca le había sucedido algo similar; había tenido alzas y bajas como cualquier otro, como los árboles afrontan los pasos de las estaciones naturalmente, pero nunca se había sentido de esa manera.
La penumbra se había apoderado de aquella fría y solitaria celda en la cual las horas y los días pasaban sin que su huésped se diera cuenta. Solo el murmullo de los grillos se dejaba escuchar de vez en cuando y los sollozos de Mariel.
El frío le helaba los pies descalzos, finos, delicados pero mal cuidados, una araña bajaba en su tela y le susurraba oraciones al oído las cuales ella seguía al pie de la letra y estallaba en sollozos al recordar su vida fuera de allí, su alegría, su juventud. Extrañaba su casa bellamente decorada pero sobre todo el jardín, aquellos rosales cuyos aromas engalanaban a los trausentes y el pino majestuoso y tierno también le extrañaba a ella. Ya no era lo mismo en verano, ni en primavera; ahora solo era otoño e invierno para el, ya todo le daba igual, sus ramas enfermaron y empezaron a secarse sus hojas en plena primavera. El había escogido estar en otoño perennemente, así como Mariel lo estaba, seca y vacía por dentro y por fuera desde aquel día fatal cuando la venganza y el odio de su exmarido le mato la alegría y felicidad.
Unas cuantas monedas y todo estuvo arreglado, sabia lo que quería, lo que en realidad amaba, lo que deseaba con el alma. Y aquel día de sol Mariel sonreía plenamente a la vida porque al fin tendría una hija.
Pero la frialdad de unas esposas cegaron esa felicidad; el lo había arreglado todo y ahora ella era culpable de la muerte de esa niña a quien prometió amar como nacida de sus entrañas, a quien le contaría los mas hermosos cuentos de hadas.....ya no estaba mas, se había marchado en octubre cuando las hojas caen.......





CUENTO PARA UNA JOYA NEGRA




Su tez era espectacularmente negra al igual que sus pequeños ojos......pequeña y delicada había sido creada con el mayor esmero que se puede imaginar; su rostro libre de toda tensión tenia forma de luna llena y sus brazos terminaban en unas abultadas manos que contaba solo con cuatro dedos....la habían creado así y ella era feliz.
Una compañera en todo momento, en los días de paseo y en los de encierro, en los asoleados y en los lluviosos, ella estaba allí; en las alegrías y juegos participaba activamente pero también en las tristezas y prohibiciones, ella las sufría a mi lado...
Nunca se enfado a pesar de los maltratos que de vez en cuando le podían dar algunos, no se quejo solo esperaba que yo fuera en su ayuda, ella confiaba en mi...nos hicimos rápidamente amigas entrañables y entre todas ella era mi favorita ....su sencillo vestido me cautivaba y su cabello ensortijado y que llevaba siempre teñido de un bello tono castaño oscuro le asentaba muy bien.
Pero sobre todo, nos entendíamos y pasábamos largas horas junto a la ventana del cuarto observando los chicos y perros que pasaban por la calle o arrancando las flores del jardín ...ella era mi confidente, solía escucharme siempre sin preguntar u objetarme en nada; ella aceptaba mis decisiones y era mi cómplice. Pero los años pasaron y un día se fue...como todo pasa Ofelia se fue y me pregunto ¿en donde estará?
Su peculiar nombre la hacia aun mas mía y mas bella...cuando la nostalgia de la infancia me embarga le recuerdo dulcemente como mi joya negra.....

....mi bella y recordada Ofelia

....mi muñeca de trapo negra.

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